Es una dieta para pacientes con enfermedades gastrointestinales en etapa de recuperación de una cirugía o para quienes tienen dificultad para masticar y deglutir. Con ella disminuye la acidez estomacal, elimina todos aquellos alimentos que estimulan la secreción gástrica y promueve el bienestar del paciente.
Se basa en productos de fácil asimilación, como líquidos, frutas y verduras que garantizan un mínimo esfuerzo para el sistema digestivo. Se utiliza en el periodo de transición entre la dieta de consistencia líquida, alimentación entera o mixta y la dieta normal; en procesos inflamatorios del aparato gastrointestinal y cuando existe intolerancia a los lípidos.
La dieta blanda incluye alimentos preparados con muy poca grasa y condimentos. Los alimentos deben ser asados, cocidos, horneados o a la plancha, no fritos o empanizados.
La prescripción de este tipo de dieta siempre debe ser recomendada por un médico especialista en forma personalizada y de acuerdo con las necesidades y diagnósticos del paciente (rica en fibra, baja en residuo, sin irritantes, sin lácteos, sin grasa, sin xantinas, sin colecistoquinéticos, etc), a fin de equilibrar adecuadamente los requerimientos de vitaminas, minerales, proteínas y carbohidratos.